lunes, 17 de febrero de 2014

El resplandor

No son pocos lo que consideran al estadounidense Stephen King un genio de la literatura de terror, ni son pocos lo que colocan a su novela El resplandor entre los clásicos de la literatura moderna. De ahí mis altas expectativas cuando por fin me hice con una copia del mencionado libro y de ahí también la decepción que siguió a la lectura.

Jack Torrance consigue un empleo como vigilante de un hotel, el Overlook, de octubre a mayo, período durante el cual el edificio queda cerrado a causa del mal tiempo. Junto a su familia, Jack queda aislado del mundo durante el crudo invierno. Lo que ni él ni su mujer, Wendy, saben es que el pequeño Danny tiene un don que le permite conocer de antemano lo que va a suceder y ha identificado al hotel como una entidad maligna.


Quizás si no hubiese tenido unas expectativas tan al altas y me hubiese enfrentado al texto como un best-seller más, sin esperar nada que no fuese una lectura amena para el fin de semana, hubiera disfrutado un poco más este libro. Pero también esta actitud chocaría de lleno con as pretensiones de King, quien parece haber tenido la intención de escribir un libro de una profundidad psicológica sobrecogedora que, a decir verdad, se me hizo muy superflua.

El planteamiento de la novela no solo es adecuado, sino muy interesante. Pero la caída de Jack Torrance se hace larga y pesada, no solo porque se dan detalles excesivos sobre la situación de la familia y sus antecedentes, sino porque se repiten hasta el aburrimiento, perdiéndose totalmente el efecto sorpresa que podría haber aportado algo más del escaso terror que aquí se muestra. Y lo digo como alguien a quien le encantan los personajes con un trasfondo psicológico interesante y con una historia detrás, pero en ocasiones da más miedo el no saber que saber demasiado. Con los Torrance son tantos los datos que se nos facilitan y recuerdan sin descanso que prácticamente podemos adelantarnos a sus movimientos y prever lo que que pasará en la siguiente página.

Here's Johnny!!

Me atrevería a decir que por momentos el autor llega a infravalorar al lector, como si no fuésemos capaces de razonar por nosotros mismos, participar de la historia y sacar nuestras propias conclusiones. El caso de lo que el señor Torrance olvidó me parece el ejemplo más claro, puesto que este enigma no es tal para quien haya estado prestando la mínima atención.

Algunas escenas de terror sí que consiguen provocar algún sobresalto, como la protagonizada por la mujer de la bañera o la cosa en la zona infantil, pero en su mayoría son bastante indiferentes, llegando incluso al ridículo (los animales del seto eran algo con poco o ningún sentido, igual que el reloj "macabro").

Y, puesto que se trata de un libro que da tantos detalles, esperaba que diese algún tipo de explicación a ciertas cuestiones que quedan sin resolver. No se da ninguna explicación a por qué el Overlook está "embrujado", ni a por qué quería a Danny, para qué lo necesitaba. Del mismo modo, lo que es "el resplandor" recibe una explicación muy vaga, si bien precisamente esto podría haber dado mucho juego, pues es precisamente el elemento más interesante.


Aunque ya he dicho que la incertidumbre puede ser más terrorífica que la certeza, considero que ante todo hay que tener coherencia. Por tanto, si no se pretende dar lugar a la imaginación, no conviene dejar cabos sueltos: así parece que el propio autor no tiene del todo claro qué es lo que ha sucedido y hay preguntas que prefiere esquivar y esperar que el lector pasivo no se las haga.

En definitiva, me esperaba más de este ya denominado "clásico" del terror. Una obra con demasiadas aspiraciones y que en su afán por explicarlo todo no explica nada.


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