Robert Redford caracterizado como Gatsby |
Entre esta algarabía de títulos fílmicos hubo muchos que me
llamaron la atención, pero pocos me dejaron con el regusto agrio de El gran
Gastby (1974). Tenía la impresión de que se me escapaban demasiados elementos,
pues no entendía la aparente
frivolidad de los personajes retratados. Nueve años más tarde he leído por fin
el libro homónimo de F. Scott Fitzgerald, en el que la película se basa, pero
la lectura, si bien al enfrentarme a la misma historia con una mayor madurez ha
sido esclarecedora, no ha servido de edulcorante.
Jay Gatsby es un joven misterioso y enigmático, poseedor de
una gran fortuna de origen incierto y autor de las más desenfrenadas fiestas de la Long Island de los años 20. El motivo de estas fiestas no es otro que el de
atraer a Daisy Buchanan, una atractiva y chispeante joven de buena familia,
casada con el infiel pero millonario Tom Buchanan, con la que mantuvo un
romance cinco años atrás y a la que no puede olvidar.
Daisy (Mia Farrow) y Gatsby |
El gran Gatsby es la decadente historia del fracaso del sueño
americano. Gatsby podría considerarse el arquetipo de hombre hecho a sí mismo, un joven de origen humilde que con poco más de
treinta años ha montado un imperio, todo con el único propósito de ofrecerle a
Daisy lo que no pudo ofrecerle cinco años antes. Los celos, la frivolidad y una
avaricia insaciable por parte de quienes lo rodean empujan al luchador Gatsby
hacia un dramático final.
Nick, Tom y Gatsby |
Gente enamorada de sí misma y su dinero,
sin más propósito en la vida que el de guardarse las espaldas y deleitarse en
su apatía y seguridad, queriendo abarcar más de lo que pueden, sin preocuparse
en las vidas que destruyen en su paso aplastante y desenfrenado por el mundo.
Pero el sueño de riqueza y belleza es frágil, especialmente
para aquellos demasiado nobles como para aplastar a sus contrincantes. El
tiempo no puede volver atrás, como la vejez no puede tornarse en juventud. Los
accidentes no pueden evitarse, hay que despertar de todo sueño. Y un corazón corrompido por el dinero no puede
resarcirse.
Para quien no haya leído aún esta obra maestra, en la que el talento literario de F. Scott Fiztgerald se disfruta en cada página, recomendaría que, siempre que les sea posible, intenten hacerse con una buena edición, aunque vaya a salirle económicamente más caro. Algunas ediciones, como la de Debolsillo, tienen la ventaja de permitir al lector ahorrarse unas monedas, pero para ello se valen de traducciones antiguas, en la que los traductores profesionales no existían como tales y que, incluso hoy en día, siguen sin estar revisadas. Una pena.
Reparto de la película homónima estrenada este año |
Para quien no haya leído aún esta obra maestra, en la que el talento literario de F. Scott Fiztgerald se disfruta en cada página, recomendaría que, siempre que les sea posible, intenten hacerse con una buena edición, aunque vaya a salirle económicamente más caro. Algunas ediciones, como la de Debolsillo, tienen la ventaja de permitir al lector ahorrarse unas monedas, pero para ello se valen de traducciones antiguas, en la que los traductores profesionales no existían como tales y que, incluso hoy en día, siguen sin estar revisadas. Una pena.
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