miércoles, 17 de septiembre de 2014

Leyenda de una casa solariega

Como muchos otros jóvenes de mi generación, yo también me embarqué en una aventura más allá de las fronteras de España gracias a la beca Erasmus. En mi caso, el destino al que fui a parar fue Karlstad, una ciudad en el corazón de Suecia, muy ligada a Selma Lagerlöf, ganadora del premio Nobel de literatura en 1909 y una de las personalidades suecas más célebres.

Mårbacka, en la actualidad
El caballito rojo de Dalarna, 
como el de Ingrid, un típico souvenir
Selma nació y creció en Mårbacka, una antigua casa señorial a pocos kilómetros de mi residencia, pertenencia de la familia Lagerlöf desde el siglo XVII. La mansión jugó un papel muy importante en la vida de la escritora, tanto que su subasta, debida a motivos económicos, supuso un duro golpe para ella. En cuando consiguió dinero suficiente gracias a sus cuentos y novelas, volvió a comprarla. Actualmente Mårbacka es un museo sobre Selma Lagerlöf, puesto que el  testamento de su dueña figuraba que su querido hogar debía mantenerse intacto a como estaba a la hora de su muerte y abrirse al público.

Aunque el tema de la introducción pueda parecer un tanto extraño, tengo motivos para comenzar de este modo. Conocí a la autora durante mi periplo, del que tengo muy buenos recuerdos. La experiencia me ayudó a apreciar de manera especial el bello relato Leyenda de una casa solariega, novela corta escrita por Lagerlöf con tintes autobiográficos.

Elda García-Posada
hace una traducción brillante.
El librito presenta a dos personajes cuyas vidas están unidas a pesar de no saberlo. Por una parte tenemos a Gunnar Hede, quien atrapado por la música de su violín y ante la casi inminente pérdida de su mansión campestre en Dalecarlia (actualmente Dalarna), abandona sus estudios en Uppsala para hacer fortuna como vendedor ambulante. En su empeño, sufrirá ciertos acontecimientos que quiebran su alma sensible, pasando de joven refinado a un loco conocido como el Chivo. Por otro lado está Ingrid, una soñadora muchacha. Ingrid no ha olvidado al estudiante de Uppsala que, con su violín, la hizo sentirse feliz. Rescatada de la tumba por el Chivo, Ingrid luchará por devolverle la cordura.


La leyenda de una casa solariega es una obra que rezuma inocencia y ternura. Con gran elegancia y belleza, la escritora crea una historia de amor desinteresado envuelta en un halo de fantasía. El marco campestre de la Suecia rural, con frondosos bosques de árboles y musgos, la mansión de Munkhyttan y el sonido del violín realzan su lado más onírico.

Paisaje de Dalarna


Aunque se trate temas tan trágicos como la locura y la melancolía, esta es una obra amable, de lectura sencilla y agradable. Aun desprovisto de cordura, Hede resulta encantador. El amor y el sacrificio de Ingrid son conmovedores: igual que en La bella y la bestia, no cejará hasta que el príncipe quede libre de su maleficio.


Una novela breve y amable para leer tranquilamente, disfrutando cada párrafo.


1 comentario:

  1. La leí hace algún tiempo y a mí también me encantó... De hecho, recuerdo que en mi reseña hablé de ese "encanto sueco" que impregna toda la obra.
    Yo también espero conocer algún día ese precioso país :)
    Un saludo Violeta!

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