El guardavías es, quizás, uno de los relatos menos conocidos de Charles Dickens. Cuesta imaginar al hombre que escribió novelas como Oliver Twist y David Copperfield, tan realistas y reivindicativas sobre la realidad de su tiempo, narrándonos una historia de horror sobrenatural.
Escribe, escribe. |
Debo admitir que Dickens es uno de mis escritores favoritos, tanto por su versatilidad como por su atrevimiento y lucidez. Aquí tenemos un ejemplo de su facilidad para la escritura, en una historia corta que desde el primer momento logra impregnarte del misterio que rodea toda la escena, transportándote directamente en el lugar donde ocurren los sucesos.
El narrador de la historia conoce casi por casualidad al guardavías, que en un primer momento se asusta al notar su presencia y lo confunde con un ser de naturaleza extraña. Pronto entablan conversación y traban amistad, pero no es hasta su segundo encuentro que el guardavías se sincera: En dos ocasiones ha visto una especie de espectro rondando por las vías. Podría haber sido un hombre normal, pero sus actuaciones son de los más erráticas y además, después de cada visita un accidente ha tenido lugar, cobrándose las vidas de pasajeros.
Las preguntas del guardavías son aún más interesantes. El buen hombre se encuentra desesperado, interrogándose una y otra vez por qué se manifiesta ese espectro a él, que nada puede hacer desde su puesto para prevenir tales catástrofes. Su inquietud es aún mayor puesto que en los últimos días lo ha visitado en gran cantidad de ocasiones, una de ellas incluso ante su nuevo amigo. El narrador deduce que se trata de alucinaciones y le aconseja que descanse o visite a un médico, preocupado por su salud mental. Cuando vuelve a visitarlo, sin embargo, se lleva una sorpresa...
Debo decir que me causó bastante impresión el final de esta historia. Aunque la interpretación queda a la imaginación de cada uno y la razón de tales apariciones no son explicadas, descubrir la identidad del espectro fue un golpe que me dejó perpleja y maravillada a partes iguales.
Espero que vosotros, tras leer esta historia y salgáis de vuestro estupor por el final comentéis con nosotras vuestras impresiones sobre el mismo y sobre el resto de las historias que aquí hemos comentado. Pasadlo muy bien, disfrazáos, salid a pedir caramelos, volved a casa y a media luz ved películas de terror y leed muchos relatos de terror.
¡Feliz Halloween!
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