Una de las muchas representaciones de Eros y Psique de Bouguereau |
Los autores grecolatinos cuyos nombres se han conservado
hasta hoy día se ha considerado durante toda la historia como referentes
indispensables para todos los estudiosos, sea cual sea su campo de
investigación. Estén o no desactualizados, estos autores asentaron las bases
del pensamiento y saber occidental, de ahí que no podemos permitirnos el lujo
de olvidar a los más importantes.
Sin embargo, esta desactualización, si bien no resta mérito
a las obras, sí que dificulta bastante que el lector pueda acercarse a ellas por mero entretenimiento. En lo que a la literatura se refiere,
algunos textos clásicos se hacen poco atractivos como pasatiempo y se han
convertido en un tipo de lectura más propia de los intelectuales y estudiosos
que para lectores ocasionales.
Representación romana de Isis |
El asno de oro (como se conoce desde la época de San Agustín de
Hipona a Las metamorfosis de Apuleyo), única novela latina que ha
llegado a nuestros días, es curiosamente un libro que puede leerse
perfectamente durante una aburrida tarde de verano en la que el lector no busca
otra cosa que distraerse. A mí me ha resultado bastante increíble que la que
tomé por una obra pesada a día de hoy siguiese siendo tan amena y entretenida.
Apuleyo ha tenido la maestría de escribir una novela
prácticamente atemporal, pues diecinueve siglos después de su primera
publicación sigue casi tan fresca como el primer día (no completamente, puesto que por
suerte las escenas de maltrato animal y a las clases bajas, así como la concepción
de mujer como ser de naturaleza malévola, son cada vez más censurables).
Parte de esta frescura reside en la introducción de
historias dentro de la misma historia, pues El asno de oro es realmente una
recopilación de relatos breves intercalados entre las aventuras y desventuras del
protagonista, quien narra no solo su propia historia, sino la de aquellos con
los que convive y casi cualquiera que llega a sus oídos.
A la derecha, Lucio, nuestro protagonista |
La temática de las
mismas es variada, lo que le da otro punto favorable: historias tanto de magia
y fantasía como escenas de la vida cotidiana tan propias del siglo II d.C. como del
actual, repletas de celos, infidelidades, romance y un humor muy, muy picante. El
carácter doméstico se ve reforzado por un lenguaje más bien cercano, nada grandilocuente
o elevado. Pero sin perder un ápice de calidad, a pesar de que la historia sí sea un tanto rocambolesca.
En cuanto al argumento… A los oídos del joven Lucio llegan rumores de que su
anfitriona es una bruja de grandes poderes. Movido por la curiosidad, la espía
mientras se aplica un ungüento que la convierte en búho y decide obrar del
mismo modo. Desgraciadamente se equivoca de tarro y acaba convertido en un
asno. El pobre Lucio va pasando de mano en mano, con más pena que gloria, hasta
que decide recurrir a la diosa Isis.
Transformación de Lucio según el cómic de Milo Manara, L'arsino d'oro. |
No puedo terminar esta entrada sin volver a recomendar esta
obra a quien no la haya leído. Aunque sea para leer la bellísima fábula de Eros y Psique, el arco más famoso y laureado de todos los que componen, dadle una oportunidad a esta novela picaresca que inspiró títulos tan dispares como El sueño de una noche de verano, Pinocho, La bella y la bestia o La metamorfosis kafkiana.
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