¿Qué haríais si a vuestras manos llegara un objeto con el que pudieseis poseer el poder absoluto?
Este es el dilema que plantea J.R.R. Tolkien en su obra más famosa, El señor de los anillos, libro dividido en tres volúmenes (La comunidad del anillo, Las dos torres y El retorno del rey) en los que se narran las aventuras de los nueve miembros de la Comunidad del Anillo, especialmente la de el hobbit Frodo, Portador del Anillo.
¿Qué tiene de especial este anillo? Es la fuente de poder de Sauron, el Señor Oscuro al que creían derrotado, pero que vuelve a alzarse. De conseguir el Anillo, será imposible derrotarlo. La finalidad de la Comunidad, formada por miembros de todas las razas libres (hombres, magos, elfos,enanos y hobbits) es la de llevarlo hasta el lugar donde fue forjado, pues solo allí podrá ser destruido. Pero la joya supone una pesada carga para su Portador y algo muy tentador para muchos otros. Será difícil completar la misión antes de que estalle la guerra.
Lo primero que hay que saber de El señor de los anillos es que se trata de la continuación de otro libro, El hobbit. Por algún motivo, esto es algo que todo el mundo parece olvidar. Se suele tratar a El señor de los anillos como una obra independiente, lo que lleva a que muchos lectores no tarden en perderse entre los numerosos datos que ya se dan por sabidos en este libro.
Estamos ante una obra basada en la eterna lucha del bien y el mal, en la que se entremezclan valores cristianos con en numerosos elementos procedentes de mitologías ya existentes (especialmente de la nórdica y finesa) en los que Tolkien se inspiró para crear un mundo completamente nuevo y original compatible con sus propias y genuinas razas. Entre ellas, destacan la de los ya mencionados hobbits, de aspecto semejante a los humanos pero de muy poca estatura y con grandes y peludos pies.
No nos dejemos engañar por su carácter aventurero y sus elementos mágicos: aunque esté dirigido principalmente al público juvenil, su lectura es especialmente complicada, ya que no se trata de un libro aislado, sino que forma parte de una obra mucho más extensa, un legendarium completo, en el que J.R.R. Tolkien trabajó durante toda su vida, siendo El señor de los Anillos el final de una larga historia.
A pesar de su temática épica, podemos ver en El señor de los anillos la actitud pacifista de su autor, traumatizado tras participar en la Primera Guerra Mundial. Tolkien no nos muestra la guerra como algo verdaderamente heroico, sino como el último recurso que debe tomar un pueblo ante un ataque enemigo y que, de ser imposible evitar, debe tener como fin el restablecimiento de la paz.
Tolkien también supo transmitir a la perfección su profundo amor por la naturaleza. Esta misma juega un papel crucial en el libro, llegando a participar “de forma activa” en varias batallas, pues se ha visto dañada a causa de la descontrolada industrialización llevada a cabo por el enemigo.
Supongo que es por estos valores por los que la obra se sigue recomendando a los más jóvenes. La misericordia, la lealtad, la amistad y el compañerismo son, entre otros, una constante dentro de ésta. No se trata solo de un libro lleno de imaginación y atractivo de cara a la lectura, sino que además comprende una serie de enseñanzas que lo hacen imprescindible.
Mentiría si dijese que El señor de los anillos no me marcó de por vida. Lo comencé a leer con doce años, poco antes del estreno de la primera película y quedé verdaderamente impresionada. Por aquel entonces comenzaba a perfilarme como una imaginativa niña un tanto “hippy”, muy idealista y preocupada por el medioambiente, deseosa de paz y amor fraternal, aunque apasionada del género épico y las leyendas. No podría haber encontrado nada mejor por aquella época.
No diría que es una obra absolutamente perfecta. Entre otras cosas, la historia principal tarda mucho en comenzar, del mismo modo que luego el final se hace bastante largo. Además, se echa en falta algo más de romance, teniendo en cuenta las relaciones entre determinados personajes. Pero considero estas faltas más que justificadas dado el tipo de libro del que se trata.
En definitiva, uno de mis libros favoritos, que invita a leer y ser releído.
Curiosamente he comenzado a releerme la Comunidad del Anillo no hace demasiado tiempo, mira tú por donde.
ResponderEliminarPor desgracia yo descubrí semejante maravilla de lectura cuando se estrenaron las películas, como muchos otros. Siempre he sido una apasionada de la literatura fantástica, así que esta saga pasó a figurar en la lista de mis favoritas de cabeza. No solo por el género o la historía. Ni por los personajes (que van desde mi entrañable y querido Pippin, pasando por grandes guerreros como Eomer, Legolas o Gandalf, para terminar en el vil y oscuro Grima). Era algo más allá de todo eso. La sensación de estar leyendo algo que, como bien has dicho, tiene sus leyendas, sus historias anteriores y posteriores y que hacen que la Tierra Media se convierta en un mundo bastante completo. Fue esa sensación de antiguedad lo que me atrajo más, aunque probablemente no sepa explicarme bien.
Mi libro favorito de la trilogía es el Retorno del Rey, el climax de la historia, pero todos merecen ser dignos de mención. Creo que jamás he llorado más que con la muerte de Boromir xD
Y debería haber aparecido Tom Bombadil, sí. Pfff.
En resumen: muy buena saga.
Yo descubrí al oír hablar de aquella película de dibujos animados sobre el primer tomo (para Krissel: el primo Rafa me la enseñó, si mal no recuerdo, como una muestra de lo que podría haber sido y no fue, o mejor dicho, "la intención es lo que cuenta"). Mucho después llegó a mi vida el primer tomo (debía de tener entre once y trece años) como regalo de Reyes y me gustó tanto que tuve que ventilarme de mi bolsillo los otros dos.
ResponderEliminar"ESDLA" (por sus siglas en español) es una saga que admiro y respeto enormemente; John Ronald Reuel Tolkien (no, no he muerto por sobrecarga tras escribir su nombre completo) crea un mundo tan novedoso como tradicional, arraigado en cuentos y mitos propios del mundo anglosajón. Maravillosa, vamos, aunque sí que algo lenta. Me la tengo que releer, por cierto.
Si los editores que la calificaron de "impublicable" levantaran la cabeza...