¿Y si os despertarais, junto con vuestros compañeros de
clase, en una solitaria isla, rodeada por el ejército, donde un agente del gobierno os explica que formáis parte de un
experimento y que debéis mataros hasta que solo quede uno o, de lo contrario,
todos seréis irremediablemente eliminados?
Esta es la situación que Koushun Takami nos presenta en su novela Battle Royale, de la que prácticamente todas las hoy en día muy populares entre los adolescentes distopías de
supervivencia beben de una u otra manera. Al igual que estas, Battle Royale es un libro protagonizado por adolescentes y enfocado
hacia el público juvenil, si bien su crudeza y trasfondo filosófico son cosas
que no he visto reflejadas en ningún otro.
Imagen de la película en la que se muestra a una ganadora anterior. |
Según tengo entendido, Takami asegura que ideó a sus
personajes de forma que pareciesen cortados por el mismo patrón, de forma que
tengas muchos aspectos comunes y se distingan cuando llegue la hora de actuar,
de ahí que resulten estáticos. A pesar de esta justificación, los personajes me
parecieron excesivamente arquetípicos y planos, cada uno cumpliendo con alguno de
los clásicos estándares de la ficción juvenil japonesa, tal y como puede
apreciarse en sinnúmero de manganimes enfocados al público adolescente.
Sin embargo, hay que recordar que estamos hablando de cuarenta y dos participantes en el Battle Royale (nombre que recibe el
juego-experimento al que someten a los estudiantes). Entiendo que es imposible dar
a conocer a todos en profundidad, por lo que el autor haya preferido dar a
conocer brevemente la historia de todos ellos, en lugar de recrearse en unas
pocas y dejar a los demás chicos como parte del decorado.
Los cuarenta y dos participantes, según la adaptación al manga |
Esto es, curiosamente, uno de sus puntos fuertes: Los jugadores
no son figuras borrosas, desdibujadas y sin nombre. Conocemos, aunque sea
vagamente, cuáles eran sus inquietudes, sus motivaciones. Cada uno reacciona de
manera distinta ante la situación (miedo, aceptación, rabia, negación…). No hay
que olvidar que los jugadores son conocidos, muchos de ellos amigos. Es interesante
cómo Takami los enfrenta a esta situación, podiendo a prueba los miedos y lealtades
de los chicos. Es fácil empatizar con la mayoría de ellos. Por eso, cada vez
que alguien sale del juego, este se nos hace cada vez más duro a nosotros
también. ¿Hasta dónde puede llegar la amistad y la confianza cuando nuestras
vidas dependen de ello?
Con todo, apreciar alguna evolución en los personajes con más
protagonismo hubiera sido deseable. O, cuanto menos, que no resultasen tan
repelentemente perfectos.
El world-building
se me hace bastante pobre. Si bien hubiera agradecido que se adentrase un poco más en
la situación social o se explicasen mejor los hechos que han llevado a Japón a una
situación semejante, entiendo que está contado desde el punto de vista de unos
adolescentes. ¿Cuánto saben los quinceañeros del mundo en el que viven?
Mapa de la isla |
En cuanto al estilo, podría haber sido mejor. Me ha parecido
que el fondo era demasiado grande para la forma y, posiblemente, otras manos
podrían haber desarrollado mejor el mundo que nos muestra. Aun así, es
suficiente como para que se deje leer sin problemas, y la continua introducción
de personajes evita que el interés decaiga.
Terminando ya, solo me queda decir que, si bien tiene varios
puntos flojos, es una novela interesante e imprescindible para aquellos que disfruten con las historias de supervivencia, además de una muy buena introducción para los más jóvenes en el mundo de las distopías. Eso sí, los más sensibles deberán abstenerse.
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