“País de nieve” es el nombre que recibe la zona comprenden
las prefecturas de Gumna y Niigata. Esta área rodeada de montañas presume de
ser la parte del mundo en la que más nieva, al menos teniendo en consideración
la latitud en la que se encuentra (la misma que Nueva York y Barcelona).
Niigata en invierno |
Este País de nieve gozó de gran popularidad en el Japón
anterior a la Segunda Guerra Mundial gracias supuestamente a sus beneficiosas
aguas termales, que atraían a gran cantidad de viajeros varones de mediana edad
en busca de reposo, tranquilidad y el calor de las termas durante la estación
fría. Sin embargo, la verdadera popularidad del País de nieve es algo más
turbia. Cada balneario contaba con varias geishas para proporcionar
entretenimiento a sus huéspedes. Las geishas de balneario (o de montaña) son
las de más baja condición, sus artes en la música, la danza o la conversación apenas
están cultivadas y la línea que las separa de las prostitutas es bastante
difusa.
La preciosa geisha de balneario Matsuei inspiró el personaje de Komako |
Es en este paisaje donde Yasunari Kawabata sitúa la historia
de su novela País de Nieve. Shimamura regresa a unas termas en la mencionada
región buscando la compañía de una jovencísima y fogosa aprendiz de geisha,
Komako, que le causó una fruente impresión. Pero al País de nieve vuelve también
Yoko, otra joven que sacará a relucir sus antiguas rivalidades de Komako.
Esta novela, de las primeras que podrían considerarse obras
de madurez de su autor, es, como lo sería más tarde Lo bello y lo triste, una deliciosa
combinación de belleza y sufrimiento. De forma magistral, Kawabata nos habla de
la soledad de Komako y de sus ansias por ser amada, aun cuando busca cariño en
quienes, como Shimamura, no son capaces de dárselo. La conocemos cuando aún
sigue siendo una niña ingenua, pero rápidamente vemos como evoluciona hasta
convertirse en una mujer desencantada y consciente de su soledad, una madurez
descrita de forma casi violenta, pero natural y sin que rompa con el encanto de
la muchacha.
Una edición japonesa |
El marco en el que estos tres personajes se sitúan es el más
idóneo y juega un papel determinante. La hermosura y la decadencia del lugar
hace juego perfectamente con la frialdad de las relaciones en el balneario y el
declive de las cada vez menos solicitadas geishas, de las que Komako, tan
limpia y delicada como la nieve recién caída, es el mejor ejemplo.
País de nieve es perfecto para quienes disfrutan leyendo sobre
las pasiones del alma, o para quienes busquen deleitarse con la hermosa prosa
de su genial autor, al calor de una estufa durante las noches de invierno.
De kawabata sólo he leído La casa de las bellas durmientes y algún otro relato breve, pero creo que me animaré a leer País de nieve. Gracias por la reseña.
ResponderEliminarDe nada. La casa de las bellas durmientes también es un libro precioso :)
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